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Gabrielle Bonheur (Coco Chanel) en 1906.

El vestido negro, las inspiraciones barrocas y el estilo andrógino son las claves del estilo Chanel, “una moda con un léxico singular presente en la actual moda plural”, explica  Gautier en su libro Chanel, las claves de un estilo.

Grabielle Chanel, diseñadora muy adelantada a su tiempo, creó un look que transcendió su época. Una chaqueta de tweed, un bolso acolchado y un vestidito negro son los signos de la marca Chanel, no importa si son auténticos o no.

Guiada por el deseo de comodidad, lanzó un estilo moderno e informal con el que eclipsó a los recargados vestidos de fiesta.

“Trajes que presentaban a la mujer como una muñeca engalanada, asfixiada por los perifollos y entumecida por los desagradables corsés. Las señoras eran víctimas de la más penosa de las modas”, dice Gautier, experto además en fotografía e historia de la moda, en su libro, de 11 capítulos e ilustrado con 209 imágenes.

En 1913, “Mademoiselle” abrió su primera tienda en Deauville, donde presentó prendas deportivas de algodón ligero. En Biarriz, ante una adinerada sociedad, Chanel presentó su primera colección de alta costura bañada con un halo de libertad. Su primer éxito fue un vestido de punto sin cuello. Después, llegaron la blusa y el traje marinero.

Orgullosa de sus éxitos, Chanel se empeña en depurar aún más las prendas y en 1926 sale a la calle el modelo número 817, se trata del famoso vestido negro. Bajo un aspecto insignificante, ese modelo resultó muy atrevido porque exhibía más de la cuenta las piernas de la mujer y además era de color negro, tono, que representaba el poder.

Aqui les dejo algo del estilo de “Mademoiselle”

Portada

Titulo: Los Misterios de la Opera

Autor: Roberto Mendez Martinez

Genero: Ensayo

Editorial: Editorial  Oriennte – Cuba – 2002

Con una impactante portada , con una Lucia de Lammermoor  de ojos atemorizantes nos presenta la Editorial Oriental de Cuba Los Misterios de la Opera  del escritor Cubano Roberto Mendez Martinez. Uno de los más prestigiosos intelectuales de las nuevas generaciones de autores cubanos. 

Mendez Martinez pertenece a esa hornada de poetas que llegaron en un momento en que la lírica cubana emprendía cotos de mayor realeza, contribuyendo a llevarla por otros cauces estéticos más poblados de imágenes y complicaciones metafóricas; distinguiéndose por poseer una voz personalísima y una reconocida obra literaria, avalada por numerosos premios y que incluye, además de la Poesía, el Ensayo, la Narrativa y el Periodismo Cultural.

Este ensayo nos presenta de una manera fresca, un paseo por la historia universal de la opera  así como las huellas dejada por ella en la cultura cubana . Compositores , interpretes, las obras más importantes del repertorio internacional … Llegaran al lector en un lenguaje claro y ameno con el interés de posibilitarle las claves elementales para poder apreciar el maravilloso mundo de este genero musical . Se incluye ademas un breve glosario de terminos técnicos. Un texto obligado en la biblioteca de cualquier estudiante de canto y amante de la opera.

Carolina Camacho

Poster Zarzuela Luisa Fernanda

El Teatro Luis Gilberto Menndeza de la Unidad Vecinal acoge la zarzuela Luisa Fernanda,de Federico Moreno Torroba, este 8, 9 y 10 de junio. Luisa Fernanda plantea una historia de amor en una época convulsa, la España de 1868, marcada por el final del reinado de Isabel II.  En concreto, la producción de Luisa Fernanda es obra de la Cátedra Regional de Canto Lírico, Coro sinfónico Juvenil del Tachira, Orquesta Sinfónica Simón Bolívar del Tachira y Danzas ULA Tachira y será un  estreno Regional

Cuenta en su reparto con las sopranos Carolina Camacho y Karibay Salcedo, que interpretan a Luisa Fernanda en días alternos; los tenores Carlos Daniel Perez y Gregory Pino, que se reparten el papel de Javier Moreno; los barítonos Jesús Villamizar y Gary Gamez, que encarnan a Vidal Hernando, y las sopranos Yessica Fernandez y Yessica Garcia en el papel de la Duquesa Carolina.

El director musical  Ramon Andres Moncada, destacó el carácter «emblemático» de esta composición española y el «gran espectáculo» que van a presenciar los espectadores, a la vez que adelantó que el grupo de trabajo antes mencionado tienen otras producciones de caracter lírico en proyectos

Una historia de amor

Luisa Fernanda se ambienta entre mayo y octubre de 1868 y recrea una historia de amor entre la muchacha que da nombre a la obra, hija de un antiguo escribiente de palacio, y Javier, un militar de humilde ascendencia y rápido ascenso. Frente a él está Vidal Hernando, un rico labrador extremeño que también pretende a Luisa Fernanda, lo que le llevará a enfrentarse a Javier.

El director de escena de Luisa Fernanda, Gregory Pino, definió la zarzuela como una obra «redonda» y «magníficamente compuesta». Pino precisó que se ha tomado la «licencia» de «sintetizar» el texto, convirtiéndolo en «muy directo», lo que ha implicado eliminar el verso en el que originalmente está escrito el libreto, obra de Federico Romero Sarachaga.Pino justificó su decisión en su interés por construir un «diálogo normal» entre los personajes de la obra.

Por su parte, Carolina Camacho  calificó al personaje de Luisa Fernanda como un «bombón» tanto «a nivel actoral» por los «muchos registros» que presenta -«lo mismo pasa de llorar de amor a llorar de dolor»- como a nivel musical, porque está «escrito para un mismo tipo de voz».

No se pueden perder esta historia de amor que quedara impresa en sus corazones las entrada estarán a la vente en las taquillas del teatro el día de la funcion.

Carolina Camacho

Cantante de opera con guante
Edgar Degas

Ninguna profesión artística en nuestros días está bajo una presión y una exigencia de perfección generalizada como la del cantante de ópera. Cada vez que se sube un peldaño en la carrera del cantante,  las óperas son más difíciles y por lo tanto necesitan ser mejores músicos; cada vez el público tiene más acceso a oír a las grandes estrellas en la comodidad de su casa y por lo tanto, es más fácil establecer una competencia desigual; cada vez los directores de escena requieren mejores actores y ahora las administraciones de los teatros  y compañías de opera buscan cantantes con un físico perfecto. ¿Cómo pueden los cantantes cumplir con tantos requisitos? ¿Quién es el responsable de tantas exigencias? En este entrada me gustaría analizar la complejidad del trabajo del cantante y su relación con la dirección de escena.

 Comprender la complejidad del trabajo del cantante parece elemental, debería ser este el primer paso para entender cuál es la labor que puede desarrollar un director de escena con él, pero desgraciadamente no es lo común. Muy pocos directores de escena son capaces de entender las necesidades de un cantante.

 Por ejemplo, el aspecto de la seguridad vocal de un cantante es una de las herramientas básicas para que el director de escena pueda trabajar con él. Un cantante inseguro en lo vocal es incapaz de concentrarse en ninguna otra cosa, tiene tensiones enormes que no permiten ningún otro trabajo, sea corporal o mental. Esto es parte de lo que un director de escena de ópera debe entender. Y también comprender,  que esto puede estar por completo fuera de su control.

 Un cantante de opera de nuestros días no  puede limitarse solo al perfeccionamiento vocal-musical; por la sencilla razón de la incursión de la acción escénica en una partitura musical. Por lo tanto, aquel cantante que no pueda abordar también un papel desde el punto de vista dramático, no es un cantante de ópera. Es un buen cantante de lied, de concierto, de canción francesa, de música sinfónica, pero no de ópera. En estos géneros, la música es el elemento básico, pero en la ópera la conjunción es absolutamente necesaria. Es un arte audiovisual, donde las palabras dejan de tener un valor exclusivamente poético para convertirse en parte de una acción escénica, por lo que adquieren un valor dramático. En la ópera, ni la música ni la escena pueden estar a medias porque eso afecta la atención del espectador.

 No hay nada más angustiante que una función de ópera con cantantes

Le Moulin de la Galette (1876), de Renoir.

preocupados por los agudos, nada más aburrido que verlos parados en el proscenio con la mirada fija en el director  de orquesta, pero tampoco hay nada más injusto que verlos luchar contra movimientos o posiciones que se notan que les molestan o rodeados de cosas y personas moviéndose sin sentido, de modo que uno no puede apreciar lo que hacen.

 La preparación vocal y musical del cantante es esclavizante y muy difícil, igual que un proceso de preparación actoral. ¿En qué forma pueden reunirse ambos?

Algunos cantantes famosos como Placido Domingo, que ha sido tan admirado por los músicos como por los actores, o Herman Prey o Ruggero Raimondi, son consecuencia de la revolución operística de Luchino Visconti, Maria Callas y Wieland Wagner en la década de los años cincuenta. Ninguno de ellos ha carecido de preparación vocal o musical a un nivel de excelencia, pero el verdadero brillo de su carrera es la manera en que interpretan y replantean los personajes, dándoles una vida verosímil y no sólo cantándolos. ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo fue su preparación actoral?, esencialmente, según sus propias palabras, el entrenamiento de actor lo obtuvieron durante su trabajo profesional, al lado de grandes directores de escena como Franco Zeffirelli o Jean Pierre Ponelle. Es decir, directores que no se limitan a mover el tránsito escénico, sino a recrear con seres vivos una manera de ver el mundo. Lo cual, por otro lado, nos demuestra una carencia preocupante en la preparación del cantante joven.

 Centrándonos en la labor del cantante, primero tenemos la dificultad relacionada con la técnica vocal, es decir la presión que significa el cantar las partituras más difíciles que se han escrito para  la voz. La dificultad vocal de una ópera es mucho mayor que cualquier otro género como la zarzuela, la opereta o la comedia musical, su interpretación exige una enorme concentración en la manera en que se usa el órgano vocal y con base en esto, el director debe pensar en qué puede pedirle al cantante de ópera y qué le es imposible de hacer en medio de ese esfuerzo que para quienes no lo saben, parece tan natural.  Segundo la dificultad la teatral, porque los personajes operísticos, sobre todo a partir del verismo son profundamente complejos y están llenos de matices. Esto sin mencionar lo ligado a los aspectos físicos de su profesión.

 Los cantantes de opera son seres frágiles, que pueden afectarse profundamente por cuestiones climáticas, físicas o emocionales. Evidentemente esto no justifica los divismos pero hay una parte muy grande de verdad en algunas de sus manías.

En mi experiencia profesional he estado muy cerca de estos dolores de cabeza, algunos justificados, otros imaginarios y otros insoportables. Debo decir que incluso después de haber trabajado con actores y bailarines,  no he conocido seres más frágiles y con más sensación de estar en riesgo permanente que los cantantes de ópera.

Lógicamente, esta fragilidad hace muy difícil la capacidad de interiorizar y entregarse al personaje, sin perder la noción técnica del canto y la música. Podríamos hablar de una dificultad parecida en el trabajo actoral, donde la bifrotalidad de la actor  se refiere a la enorme cantidad de cosas que tiene que tener en cuenta mientras desarrolla las acciones escénicas. Pero en el caso del cantante la cosa se complica, sobre todo porque no ha  habido muchos  teóricos  que se ocupen del asunto, y por lo tanto, no hay un entrenamiento serio como el que tienen los actores al respecto. Porque preocuparse por el texto, la acción, la emoción y la dicción es mucho más difícil si le agregamos el cuidado que se tiene que tener con el tempo, el fraseo, el ritmo, la colocación de la voz y la afinación.

Otra cara de la problemática del trabajo del cantante viene dada por la relación tanto del director de escena como de la orquesta. Por principio tenemos el conflicto de tener dos cabezas dirigiendo, pero también la actitud de los cantantes ante esos directores. Es responsabilidad del director el plantear un trabajo serio, a profundidad, bien organizado y fundamentado, que haga partícipes a los cantantes, los considere como artistas y les permita desarrollar su trabajo sin obstáculos. Hacerles perder el tiempo cuando hay tan pocos ensayos o llenarlos de acciones inútiles cuando están en un pasaje lleno de agudos, crea problemas muy graves en esta relación.

 Pero también es responsabilidad del cantante tanto el respeto como la apertura o disposición al trabajo  que ese director plantea. No se pueden desechar las ideas de un director escénico sólo porque no están acordes a las ideas estéticas de los cantantes o imponer las propias en un montaje contemporáneo. Franco Zeffirelli comenta al respecto:

”He descubierto que los grandes intérpretes como Callas, Simionato, Domingo, Olivier o Magnani, escuchan a un director, por muy novato que sea, porque los grandes siempre están dispuestos a aprender, observar y asimilar. Por supuesto, es posible, que a la larga rechacen lo que se les da, pero nunca lo hacen de primera instancia” .

Por último tengo que mencionar la relación con el público. La ópera, como arte escénico, es ante todo un espectáculo en vivo en el que participa el factor del público. Entendiendo que, por lo general, los asistentes a la ópera -y mucho más que en otras artes escénicas- siempre llevan consigo ideas muy fijas de qué y cómo debe representarse, además de que tienen un gran conocimiento, (a veces mucho más que los involucrados en el escenario), comparan grabaciones y representaciones anteriores y llevan gran cantidad de información previa, al margen que es un público que no se caracteriza por inhibirse en la expresión de su parecer. En resumen, el público de ópera es uno de los auditorios más difíciles  que un artista se puede enfrentar.

¿Pero quién volvió la carrera del cantante de ópera una misión imposible? Pues, por paradójico que parezca, los propios cantantes: Maria Callas, Franco Corelli, Teresa Stratas, Tito Gobbi y Plácido Domingo, (por dar unos cuantos ejemplos) nos acostumbraron a tenerlo todo: grandes actuaciones, voces electrizantes, frases musicales inolvidables y mucho más. Por lo tanto no es una misión imposible.

No nos pidan que nos conformemos con la mitad si ya nos acostumbraron al total. Porque, como siempre, el público de la ópera lo quiere todo. Amigos cantantes, el primer paso para adentrarse en este difícil arte es entender y aceptar nuestras propias limitaciones y fortalezas ,  porque indudablemente en el mundo de la opera con la vara que mides seras medido.

Carolina Camacho


Muchas veces me ha ocurrido que cuando la gente se entera de que soy cantante lirico y me gusta la ópera, me salen con frases de éste tipo:

  •  ¿Ópera? ¿En serio? ¿Eso debe ser aburrido, no?
  •  ¿Las gordas gritonas con  cuernos no son lo mio?
  • A mi me aburre eso porque no lo entiendo.
  • ¿A tu edad oyendo esas cosas?
  • Qué interesante. A mí también me gusta la ópera. Me gusta mucho una que dice O mio bambino o algo así.
  • ¡Ay qué super! A mí también me gusta como canta la Sara Brigthman y el cieguito, Andrea Bocelli
  • Yo solo conozco al Pavarotti y a Plácido Domingo.

 

Ante tales frases, y dependiendo de la persona y las circunstancias, trato o de contener la risa (o el enojo) que dichas oraciones me causan o prefiero cambiar el tema de manera educada.

En esta ocasión, me gustaría desmentir estos mitos o ideas equivocadas que genera la palabra “Ópera” (al menos en los casos que me ha tocado escuchar). O más bien, sería lo que me gustaría haber respondido a las personas que me dijeron frases como las anteriores.

¿Ópera? ¿En serio? ¿Eso debe ser aburrido, no?

Si, es en serio, me gusta la ópera. Creo que soy muy joven aún  en este asunto, sin embargo, cada día aprendo y descubro, o una obra, o un compositor, o un cantante, o un término o una grabación. La ópera, es un  mundo basto  de conocimiento, prácticamente  jamás podrías cansarte de descubrir más y más tópicos referentes a esa palabra, Ademas podrías llegar a sentirte completamente identificado con una opera,  porque en su mayoria tratan sobre los aspectos más humanos, de esos que tu vives a diario, son historias cargadas de emociones y pasión que  jamas llegarías a  aburrirte.

Anna Netrebko – Cantante de Opera

Las gordas gritonas con cuernos no son lo mio:

Aún sigo preguntándome: ¿De dónde salió tan disparatada idea? ¿Quién establecio este estereotipo de los cantantes de ópera ?  La masa corporal no tiene ninguna relación directa con la potencia, timbre u otras características propias de la voz. Actualmente, y siguiendo con los estándares de la moda, puedes ver cantantes con una buena figura, solo por dar un ejemplo Angela Gheorghiu, Anna netrebko, Elina GaranÇa, Erwin Schrott o Jonas Kaufmann.

A mi me aburre la opera porque no la entiendo.

Esto es entendible, pero no justificable. Es triste que la mayoría de las personas deba entender lo que se canta (ya sea ópera o canciones populares o de moda) para decidir si les gusta o no, sobre todo cuando la música puede ser tan descriptiva y provocar emociones, o al menos una decisión si “gusta o no”. Desgraciadamente, el que la ópera se cante en idiomas como el italiano, francés, alemán, ruso, eslavo o inglés impide que mucha gente se atreva a ir . Aunque cabe destacar que a la Zarzuela tampoco van y eso que esta en español!!. Es por eso que ahora las compañías de Opera implementan el uso de subtitulos para acercar al publico a la trama de la obra

 ¿A tu edad oyendo esas cosas?

¿Y qué tiene de malo? Hoy en día existe una gran cantidad de gente joven que gusta del arte lírico. Prefiero escuchar las exuberancias barrocas de Händel, la delicadeza clasicista de Mozart, las contagiosas melodías verdianas o el lirismo wagneriano que lo que se hace hoy en día y que muchos tienen el atrevimiento de llamar música. No entraré en detalles de aquellas “corrientes musicales actuales” a las que me refiero, no quiero herir susceptibilidades.

Qué interesante. A mí también me gusta la ópera. Me gusta mucho una que se llama O mio BAMBINO o algo así.

No!!!!, O mio babbino caro (que asi es como se escribe) no es una ópera, es un aria. Un aria es un fragmento vocal cuya justificación es la de dar a conocer el pensamiento o discurso de un personaje dentro de la ópera, que es la historia que se desarrolla. Arias son “Voi che sapete”, “Un bel dì vedremo”, “Celeste Aìda”, etc. y óperas son “La Bohème”, “Manon”, “Rinaldo”, etc.

¡Ay qué super! A mí también me gusta como canta la Sara Brigthman y el cieguito, Andrea Bocheli

Bueno, vamos por partes. Lo primero es definir que son Sarah Brightman y Andrea Bocelli. Lo segundo es que la gente en común tiende a pensar que son cantantes de ópera porque llevan el adjetivo “soprano” o “tenor” que su disquera, los medios de comunicación o ellos mismos quizá se han adjudicado, entiendase que se necesita mucho más que ser soprano o tenor para poder cantar ópera como tal. Ambos artistas son estándartes de lo que se le llama “Classical Crossover” o «Opera Pop»,  que no, y definitivamente !no es ópera!!.

 Yo solo conozco al Pavaroti y al Plácido Domingo.

Es natural que la gente conozca más a Luciano Pavarotti (si, con doble t) y a Plácido Domingo, ya que han sido  cantantes consagrados de los más expuestos en los medios, Pero de ahí a que sean los únicos tenores del mundo de la ópera, sería una vil mentira. hay que investigar!!!

No quisiera terminar esta entrada, sin hacer énfasis en que debemos romper con tantos paradigmas y mitos que se tejen alrededor de la opera, y de esta forma entender y disfrutar de un espectáculo que puede tocar nuestra fibra más sensible.

Carolina Camacho

De Cumpleaños, Marc Chagall, 1915

Hace varios años, caí en una biblioteca buscando imágenes sobre vitrales para hacer un video sobre la sinceridad. Así fue como conocí a Marc Chagall, pintor y vitralista ruso que vivió hacia fines del Siglo XIX y principios del Siglo XX; pero ante todo un gran poeta. A partir de ese momento, quise ver todos sus cuadros… Investigar, saber… aprender más de él, para comprender su arte.

Las citas con este artista ruso, digo citas porque volví una y otra vez a la biblioteca y al libro… me emocionaban. Iba siempre con el alma dispuesta al aprendizaje, y es que desde el principio yo sentía una emoción que hasta antes sólo me permitía la musica… en esos momentos su pintura era mi emoción. Era como una explosión de identificación que reforzaba algunas otras cosas en mi,  suelo identificarme con  personajes de los libros, de las operas , de las películas… bahh… con todo lo que me lleve a evadirme de la realidad, pero nunca la luz me había deslumbrado más que las palabras.

Hay un tema recurrente en la obra de Chagall, la relación del amor con el acto de volar. Oliverio Girondo lo tenía  y Eliseo Subiela también lo muestra en esa oda poética en celuloide llamada “El lado oscuro del corazón” . Esas fueron las experiencias anteriores con “volar y amar” que se vieron reforzadas al ver los cuadros de Chagall.

Andando, leyendo y tomando incontables tazas de café, descubrí que hay algo que los une; y ahora ya entiendo y comprendo más, aunque aún no me he saciado. A parte de haber sido relativamete contemporáneos, Girondo escribió un ensayo sobre “Pintura moderna”, en el que hace referencia a Chagall, creo yo que ahí es donde nace esa imagen poética de “los amantes que vuelan”. Y en los cuadros de Chagall que versan en la misma temática, está la fuente inspiradora de Subiela para escenificar, en la película, el acto de “amar volando”.

Entonces me nació a mi una nueva interrogante… Chagall, que parece ser acá la punta del ovillo, era más poeta que pintor? ¿o es que acaso en esencia no existe diferencia entre la poesía y la pintura…?

Hago un ejercicio de comprensión …La poesía  permite tener otra vision, ver sensiblemente el sentido ideal y más allá de lo sensible que hay detrás de la apariencia exterior de las cosas, del mundo. Dicen los teóricos que la fuerza del lenguaje poético está en crear una mirada, una visión, sobre el mundo que traspasa sus límites sensibles.

Entonces.. el pintor es el poeta que logra ver, a través de las imágenes que crea, el sentido ideal invisible que guardan las cosas de la realidad; y por su parte, el poeta es el pintor que dibuja con palabras el sentido trascendente que su uso reflexivo instaura.

Partiendo de eso, se podría pensar que si se quiere cumplir en verdad esta fusión entre el poeta y el pintor es necesario que el pintor levite a las alturas donde se encuentra por naturaleza el poeta. Sólo situándose en esas estancias casi inmateriales del mundo, en el punto imperceptible de su cima, el pintor puede hacer transparente a su visión la totalidad esencial del mundo, exteriorizando la unidad principal que está detrás de la figura dispersa y fragmentada de las cosas.

Así… juntos los dos (poeta y pintor) en ese lugar imaginario logran descubrirnos a nosotros, a los que queremos escuchar o leer sus palabras y contemplar sus imágenes, ese otro lado que siempre nos falta para sentirnos completos.

Es ese ubicarse en la cima lo que lleva a Chagall a concebir el acto de amar de una única manera… volando… Y Girondo lo escribe en un poema del Espantapájaros,

 “soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.”

Al comprender esto, ya lo que vino después fue pura curiosidad… ¿qué lleva a Chagall a plasmar esta imagen de la indisoluble relación entre el acto de amar y el acto de volar…? Todos los cuadros de Chagall con imágenes de amantes volando, amantes levitándose.. coinciden en la época en la que Chagall conoce a Bella, la que luego sería su esposa, Bella y Chagall vuelan por los tejados, sobre la ciudad, entre flores, sobre árboles… se aman

Chagall en mi percepción es un artista cálido, su técnica y los colores que usa no te incitan a pensar en el significado, te motivan para observar el cuadro; Lo cierto es que el sueño es realidad en Chagall, sus pinturas reflejan el laberinto de la mayor pasión, en la que nos refugiamos para no sentirnos a la intemperie: El amor. Él se dejo llevar por el vuelo, y lo convirtió en el himno al amor.

Carolina Camacho